jueves, 30 de octubre de 2008

Ser Antillano








Desde principios de la Revolución Haitiana en los albores del siglo 19, antillano fue la contraseña de los corsarios haitianos que fomentaban la emancipación de los esclavos africanos y de los pueblos indígenas a lo largo y lo ancho de las colonias europeas en el Caribe.



Sin duda el Dr. Ramón Emeterio Betances, Padre de la Patria borincana, evocó esa tradición de lucha cuando, durante su exilio en Nueva York (1869-1871), firmó sus artículos en el periódico La Revolución como El Antillano.


En Betances el seudónimo entrañaba lo mismo que significó el código cuando nacía en Haití la primera república latinoamericana, todo un programa anticolonial y de insurrección contra la esclavitud.


Precisamente porque esa primera república nació de una revolución de esclavos, ambas agendas – la anticolonial y la abolicionista – fueron consustanciales en las Antillas.


Bajo el gobierno de Jean-Jacques Dessalines no se enarbolaron los colores republicanos - rojo, blanco y azul - sino la bandera nacional haitiana que Dessalines creó eliminando la franja blanca de la bandera de Francia: el estandarte nacional sería rojo y azul.


Además, en la Constitución formulada en aquellos momentos quedó consignado que todo ciudadano haitiano sería considerado negro, porque negro significaría 'hombre amante de la libertad'.


Más adelante, en 1816, partiría desde Haití la primera de tres expediciones encabezadas por Simón Bolívar, todas financiadas y organizadas por el gobierno de Alejandro Pétion, excepcional ejemplo de pensamiento y liderazgo internacionalista y democrático.


De hecho, la Constitución de la república presidida por Pétion es un documento que tenemos que conocer para entender a cabalidad lo enunciado posteriormente por Bolívar en su Discurso de Angostura, donde vehementemente reclamó la abolición de la esclavitud y donde explicó las condiciones sociales que hacían necesario estatuir la presidencia vitalicia.


Casi al mismo tiempo que la expedición de Bolívar - y con igual respaldo de Pétion - había partido de Haití la expedición encabezada por Francisco Xavier Mina, héroe anticolonial español quien, luego de luchar contra la invasión napoleónica en su tierra, ofrendaría su vida por la libertad de México el 11 de noviembre de 1817, a los 28 años.


Mina fue fusilado de espaldas, como traidor a la patria, por los que no pudieron, o no quisieron, comprender lo que explicó en sus proclamas:


estarían luchando por la libertad de los pueblos de la península los que combatieran por la de México, quebrantando el poderío económico del imperio.


El horizonte más amplio de ese período de avanzada conciencia democrática puede apreciarse en Pétion y Bolívar, de Paul Verna (Colección Bicentenario, Caracas, Venezuela), obra que abarca el trascendental ciclo de épicas libertarias en el Caribe que otros autores pasan por alto, o ligeramente rozan.


El excepcional libro de Verna está agotado pero hay copias en la Biblioteca Nacional de Venezuela y en la Biblioteca del Congreso de EEUU (LC Control Number: 81185751) en Washington, DC.

Por otra parte, en la antología de textos de Betances compilados por Carlos Rama (Las Antillas para los Antillanos, pp. 41-69), leemos su conferencia de 1870 sobre Alejandro Pétion, el demócrata puro, el patriota inquebrantable, a quien Bolívar escribió al partir en la primera expedición:


No sé si he de nombraros autor de nuestra libertad...V.E. posee una facultad más valiosa que todos los imperios, la de hacer el bien. Sólo el Presidente de Haití gobierna para el pueblo y manda a sus iguales.


Betances también cita la respuesta de Pétion:


Os suplico que no pronunciéis mi nombre. Sabéis que mi único deseo es el de ver libres a los pueblos que están gimiendo bajo el yugo de la esclavitud.


La deuda de gratitud que tiene la América Latina con Haití es preciso comenzar a honrarla. Ya varios países de la Patria Grande lo hacen, especialmente en lo que toca a esfuerzos de cooperación y asistencia tan loables como necesarios.


Sin embargo, todavía no aparece ante nuestros estudiantes la cátedra que ilustre la magnitud del ejemplo del antillano Pétion, ni la transformación de la lucha libertaria de Bolívar tras sus experiencias en Haití (período que Verna consigna bajo el título Bolívar Antillano), todos fundamentos de las gestas anticoloniales contemporáneas. Sólo cuado hayamos cumplido con la cabal divulgación de esa herencia habremos entregado a las nuevas generaciones la verdadera dimensión del Ser Antillano.

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